lunes, 18 de noviembre de 2019

DEL DIÁLOGO INTRAPERSONAL AL INTERPERSONAL


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Cuando tomamos consciencia de lo que nos está pasando, de lo que estamos sintiendo, percibimos una serie de impresiones de diferente tipo; imágenes, palabras, colores, sensaciones, emociones o recuerdos. Si seguimos el impulso de alguna de estas voces descubriremos a uno de nuestros “yoes”, que se está expresando de cierta manera, descubriremos algún asunto pendiente, no resuelto, que clama por ser atendido.


Cada uno de nuestros “yoes”, o subpersonalidades, tiene una importante e interesante configuración; una profundización en reconocerlos nos mostrará varios “personajes” complejos y completos, con toda una historia de formación (que muchas veces hay que reeditar y reinterpretar), generalmente desde la más temprana niñez, que de alguna manera se relaconan entre sí, y con las subpersonalidades de otras personas de nuestro alrededor.


Parte de nuestro autoconocimiento y de nuestra gestión emocional depende del diálogo que se establezca entre nuestras distintas subpersonalidades hasta llegar a establecerse una sana dinámica, equilibrada y armónica, dirigida por nuestro self (yo consciente, yo superior, yo observador o yo contexto) para poder desarrollar una relación creativa, funcional y fluida con nosotros mismos y con el contexto en el que estamos viviendo.

Por esto es tan importante saber escucharnos, estar atentos a la emergencia de la voz de cualquiera de nuestros “yoes”, que se manifiesta a través de impresiones psicológicas o expresiones corporales, para iniciar un diálogo amable y compasivo que permita la satisfacción de la necesidad, superando los bloqueos o mecanismos de defensa que se han ido acorazando como una forma de evitación del dolor o de autoprotección.

Lamentablemente, el ritmo de vida y las actitudes que se van desarrollando por las presiones sociales o familiares, muchas veces tienden a desatender esas voces y en el peor de los casos a acallarlas o silenciarlas, perdiendo la oportunidad del autoconocimiento, la gestión emocional y la resolución de conflictos.

Cuando en una situación aparece una emoción primaria, vale decir, acorde con lo que está sucediendo, en tipo, tiempo e intensidad, estamos ante una expresión sana, funcional y adaptativa. Pero cuando hay manifestaciones repetitivas, intrapersonales (sentimientos o actitudes existenciales) o interpersonales (juegos psicológicos), que nos producen malestar o generan conflictos, y se da un sufrimiento innecesario, entonces nos encontramos frente al llamado de una “subpersonalidad” que requiere nuestra atención y respuesta, a través de un diálogo terapéutico.

Este diálogo se puede realizar de manera silenciosa interna, de manera audible, a partir de una experiencia creativa (dibujo, pintura, danza, actuación, escritura, etc., como son los medios de la arteterapia) o de la silla caliente-vacía (típica del enfoque gestáltico), de forma solitaria, o con el acompañamiento de un maestro, coach o psicoterapeuta.

Este proceso termina siendo catártico, revelador y homeostático, facilitando el reconocimiento, el reencuentro y la reintegración de diferentes partes de la persona, a la vez que capacitándola para una mayor y mejor influencia y convivencia en su medio. Por lo que tiene efectos individuales y comunitarios.

Considero igualmente, como proyección de esta necesidad, que los diferentes actores del mundo actual, en constante conflicto, necesitan ponerse de acuerdo, convivir en paz, aprender a dialogar de manera constructiva, pero solo lo van a poder hacer en la medida que cada uno de estos actores haya podido aprender a encontrar la paz, el equilibrio y la armonía interna, a través de un diálogo sanador en su propio interior.

Por tanto, como conclusión, podemos afirmar, que urge implementar una filosofía y una praxis dialógica en las personas y entre las personas, a través de todos los medios posibles, teniendo en cuenta la trascendencia de esta implementación a nivel de bienestar psíquico e interpersonal, gestión de grupos y equipos, dinámicas organizacionales, salud comunitaria, y paz y reconciliación nacional e internacional.


¡ El proceso inicia contigo, escúchate con atención, interés y compasión, y de esta manera capacítate para dialogar contigo mismo y con tu prójimo, induciendo con la palabra y el ejemplo la armonía restauradora y renovadora que tanto necesita nuestra sociedad actual !




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