miércoles, 2 de enero de 2019

¡¿JUGAMOS?!


Cuando pensamos en jugar...  se vienen a nuestra mente las actividades infantiles, los innumerables y variados juegos de los niños, o, a veces, pensamos en nosotros de niños, como un recuerdo de buenas épocas, sin preocupaciones, solo viviendo para salir a jugar (para algunos niños de ahora es, más bien, quedarse en casa para jugar en la computadora...). 


EL JUEGO ES PARTE DE LA VIDA HUMANA


Y aunque generalmente situamos el juego en una etapa infantil, sin embargo, se puede afirmar, sin duda, que el juego es inherente al ser humano, como lo propugnan muchas investigaciones y prácticas.

La verdad es que siempre estamos jugando, aun sin darnos cuenta. A veces, jugamos a solas, para “matar” el tiempo (ej. el famoso juego de naipes “solitario”, con sus múltiples versiones, inclusive virtuales). Otras, jugamos con algún objeto (las llaves o el lapicero), con alguna parte de nuestro cuerpo (las uñas o el cabello) o de nuestra vestimenta (pañuelo, corbata, filo de camisa, etc.), quizá como síntoma de ansiedad o impaciencia.


LOS JUEGOS CON OTROS


Mas generalmente, jugamos con otras personas. Y la frase “jugar con otro” puede tener muchos significados. En el sentido más negativo, jugar con alguien es burlarse o aprovecharse de esa persona, no serle sincero, utilizarla egoístamente, o divertirnos a costa de ella.

En un sentido psicológico, inconscientemente, podemos tener relaciones interpersonales con dinámicas insanas, que se constituyen, como lo definiera Eric Berne, en juegos psicológicos perjudiciales.

Berne descubrió cientos de juegos psicológicos, y pudo afirmar que cuando en una relación uno o más de los involucrados termina sintiéndose mal repetidamente es porque han caído en un juego psicológico inconsciente, y si es consciente ya estaríamos hablando de una manipulación.

Este tipo de juegos negativos se dan entre padres e hijos, en las parejas, entre jefes y subordinados, amistades, etc. Pueden tener una versión social tolerable, pero cuando llegan a niveles neuróticos son molestos y dañinos, y si empeoran pueden ser peligrosos y hasta trágicos. Por lo que se deben reconocer, detectar y corregir lo más pronto posible.


JUGAR POSITIVAMENTE


En el sentido más positivo, todos deberíamos jugar. Ese es el sentido de la recreación, la diversión, el crecimiento, la capacidad de darle vida al niño interior, no permitir que se cohiba o bloquee.

Es esta capacidad de juego la que nos permite tener relaciones frescas, sanas, agradables. El juego nos da una posibilidad de distensión, el niño aprende a través del juego, y el adulto también puede seguir aprendiendo de la misma manera.

Lo lúdico es de vital importancia para que el ser humano no pierda su buen humor y tenga una emocionalidad positiva con la que pueda procesar todas las frustraciones y sinsabores del diario vivir. La actitud lúdica es una actitud sabia de vida, reconfortante, renovadora, una forma de tomar la vida “filosófica y deportivamente” positiva.

Una pareja o una familia que han olvidado el juego, se están perdiendo de la parte más agradable de la vida. Y esto origina mucha frustración, desgaste, y una serie de síntomas psicológicos, que luego se somatizan y/o se socializan.

Si hay algo verdaderamente renovador es una buena reunión de amigos, y son estos dos ingredientes los que hacen estas reuniones tan especiales: tener una buena charla y tener un buen tiempo de juego. Lo dialógico y lo lúdico de las relaciones amicales son renovadores. Por eso, siempre debemos dar tiempo y espacio para todo tipo de encuentros en los que prevalezcan estas dos características.

Desde mi labor de pedagogía, coaching y terapia, siempre propongo y potencio estos dos elementos, a la vez que los induzco en la actitud y las actividades de mis alumnos o clientes. Te invito a reflexionar sobre tus relaciones, y evaluar qué tipo de diálogos, y qué tipo de juegos son los que prevalecen en ellas, qué sensaciones, emociones, sentimientos, actitudes y acciones te producen y producen en los que te rodean.

Asimismo, si deseas trabajar cualquier aspecto de tu vida desde una perspectiva dialógica y lúdica te invito a pasar por un proceso de acompañamiento que te haga recobrar estas potencialidades de maneras positivas y productivas.

Un cambio personal en este sentido puede ser un vuelco vital en la relación con uno mismo, con los demás y con el cumplimento de metas y proyectos.



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